El PSOE de Extremadura ha reiterado hoy su firme voluntad de eliminar los aforamientos en la Asamblea mediante una reforma del Estatuto de Autonomía, tal y como ha propuesto esta misma mañana el secretario general de los socialistas extremeños, Miguel Ángel Gallardo. Una propuesta clara y valiente que ha recibido, sin embargo, una respuesta tan absurda como reveladora por parte de la presidenta de la Junta de Extremadura, María Guardiola.
La presidenta ha exigido como condición previa que Gallardo renuncie a su aforamiento antes de debatir la reforma. Esta exigencia, además de ser legalmente imposible, destapa una inquietante mezcla de ignorancia y mala fe. Porque Guardiola debería saber, y si no lo sabe, es gravísimo, que ningún diputado puede renunciar unilateralmente a su condición de aforado, según lo establece tanto el Estatuto de Autonomía de Extremadura como la Ley de Enjuiciamiento Criminal.
El PSOE considera que estas declaraciones no son fruto del desconocimiento, sino de una estrategia calculada para desviar la atención y evitar un debate que incomoda al PP. Guardiola no está confundida, sino nerviosa. Y ese nerviosismo tiene un nombre propio: Miguel Ángel Gallardo, que se incorpora este jueves a la Asamblea dispuesto a ejercer una oposición firme, rigurosa y sin concesiones.
No es la primera vez que el PSOE hace este gesto. En enero de 2014, el entonces secretario del PSOE de Extremadura, Guillermo Fernández Vara, manifestó ante notario su deseo de renunciar al aforamiento. En ese momento, fue la propia Cristina Teniente (actual diputada del PP en el Congreso) y en ese momento vicepresidenta de la Junta, quien reconoció que dicho gesto no tenía validez legal, ya que la única forma de renunciar al aforamiento es dejar el escaño. Dijo que «es un gesto que queda en nada (…) no se puede renunciar a la condición de aforado sin dimitir del cargo de diputado». Las palabras de Teniente desmontan hoy el teatrillo de Guardiola, que incurre en una contradicción tan bochornosa como reveladora del desconcierto que se vive en el seno del Gobierno autonómico.
El PSOE lamenta profundamente este nuevo episodio de frivolidad institucional al que ya nos tiene acostumbrados la presidenta. Porque, o bien Guardiola desconoce la normativa que regula la Asamblea, o bien miente deliberadamente para evitar una conversación seria sobre las reformas que necesita Extremadura. El consejero áulico de la señora Guardiola, el todopoderoso señor Bautista, debería asesorar mejor sobre esta cuestión porque no se puede renunciar al aforamiento de forma individual sin dejar el escaño. El aforamiento no es una decisión personal. No es un capricho. Es una prerrogativa legal vinculada al cargo de diputado, recogida en el Estatuto de Autonomía.
La señora Guardiola debería decidir si quiere ser una presidenta seria o seguir protagonizando capítulos de improvisación, desinformación y espectáculo. Extremadura no se merece una presidenta que convierte cada debate de interés en un circo político.
Pese a todo, y por respeto a las instituciones y a la ciudadanía extremeña, el PSOE mantiene tendida la mano y reitera su disposición a abordar una reforma profunda y consensuada del Estatuto de Autonomía para eliminar los aforamientos. Si el PP quiere de verdad avanzar en transparencia, tiene la oportunidad. Pero si prefiere seguir huyendo hacia adelante, que no lo haga mintiendo ni manipulando.
