Artículo de José María Vergeles en el Diario Hoy: GESTION CLINICA EN MÉRIDA, ASÍ NO.

El gobierno de Monago sigue siendo sumiso a las indicaciones que el gobierno de Rajoy plantea. Hace varios meses, la ministra de sanidad escenificó con una foto un supuesto pacto para el Sistema Nacional de Salud, lo único que quería el gobierno de Rajoy, con el beneplácito del de Monago, de “utilizar” a las organizaciones profesionales de médicos y enfermeros en una foto para mostrar unidad frente a los recortes que han hecho en la sanidad pública.Este supuesto pacto, y por supuesto la foto ya ha sido criticada enérgicamente por las organizaciones profesionales fotografiadas. En este estado de cosas, el gobierno de Monago, dispuesto a complacer a Rajoy pretende desarrollar en Extremadura uno de los extremos de ese supuesto pacto, el desarrollo de las unidades de gestión clínica, que no la gestión clínica.Recientemente hemos conocido el deseo del gobierno de Monago de desarrollar en el hospital de Mérida una unidad de gestión clínica, insistimos, no desarrollar la gestión clínica. El experimento lo pretenden hacer con el servicio de cardiología, incluida la hemodinámica.La gestión clínica es la evolución de la gestión de la sanidad, dándole participación real en la gestión de la sanidad a los profesionales de las ciencias de la salud. No hay una única forma de hacer el desarrollo de la gestión clínica en los servicios sanitarios. Una de las que más se han utilizado en los últimos años ha sido el desarrollo de las denominadas unidades de gestión clínica, los resultados han sido malos y en el momento actual esta forma de gestión clínica está siendo abandonada en otras regiones y países.Las unidades de gestión clínica consisten en asignar desde la dirección un presupuesto que gestionaría el servicio, en ese momento la dirección perdería el control de la gestión directa y el servicio asumiría los beneficios del ahorro que realizasen. Sin embargo, en el momento actual no hay mecanismos de control para asegurar que la gestión de ese presupuesto sea la adecuada. Y esto tiene repercusiones en los pacientes y en los profesionales que dependen de esa unidad de gestión clínica. En el caso de los pacientes, la administración debe asegurar a los mismos que la calidad de la atención que se le presta es al menos igual que en otros servicios clínicos que no funcionan bajo esas fórmulas. Y a los profesionales, se les ofrecerá participar en este proyecto, para a continuación cambiar sus condiciones y régimen laboral. A los profesionales pasan de ser estatutarios a laborales.Podemos decir sin temor a equivocarnos que esta forma de gestión clínica es una privatización encubierta y poco a poco, servicio a servicio de la sanidad pública.Pero para el servicio que se transforma en unidad de gestión clínica es también muy perjudicial. Es una “isla” dentro del hospital donde se encuentran, que el resto de servicios miran con recelo y genera una distorsión de funcionamiento muy importante dentro de los centros sanitarios donde se implantan. En Extremadura esto afectaría no solo a los servicios del hospital, sino también distorsionaría el funcionamiento de la atención primaria de salud, ya que somos gerencia única de área.Todo esto produce un choque de intereses entre el deber deontológico de los sanitarios y los criterios empresariales que se instauran en esos servicios, que deterioran la atención sanitaria de la población.Pero además la privatización puede ser mayor, ya que el gobierno de Monago, para asesorarse en este modelo de gestión clínica puede ser que necesite empresas privadas que supuestamente tienen el conocimiento y que sean contratadas.Por todo esto, desde el PSOE de Extremadura, convencidos de lo bueno de la gestión clínica no apoyamos esta forma de gestión clínica.Pero además, estaremos pendientes de todo el desarrollo, así de los cambios normativos que suponga esta experiencia frustrada ya en muchos servicios de salud. Estaremos pendientes para combatirlos desde la oposición.Pero además, cuando desde el PSOE de Extremadura lleguemos al gobierno acabaremos con todas estas unidades de gestión clínica que se hayan puesto en marcha, desde el convencimiento de lo deletéreo para el servicio extremeño de salud.Para comenzar a implantar la gestión clínica se debe llegar a un verdadero pacto profesional y sindical antes de acometer ninguna reforma, se debe asegurar que todas las experiencias de gestión clínica se realicen desde el ámbito estrictamente público, sin ningún cambio en el régimen laboral de los profesionales y que la gestión clínica se desarrolle de forma armónica en todo el servicio de salud, sin atomizar por servicios o unidades y desarrollando previamente desde la consejería con competencias en sanidad un modelo de evaluación que asegure la calidad de la atención sanitaria en todo momento a los pacientes.Sorprende que el gobierno de Monago, el que acabó con los pactos de gestión con los profesionales, el que acabó con cualquier forma de dirección por objetivos con los servicios, unidades o centros sanitarios les vega ahora un arranque de implantar una forma de gestión clínica que ya está fracasada.Por todo ello, es necesario decir NO a la nueva propuesta de Monago de poner en manos privadas la sanidad pública de Extremadura. Debemos luchar por una sanidad pública de calidad.

Este supuesto pacto, y por supuesto la foto ya ha sido criticada enérgicamente por las organizaciones profesionales fotografiadas. En este estado de cosas, el gobierno de Monago, dispuesto a complacer a Rajoy pretende desarrollar en Extremadura uno de los extremos de ese supuesto pacto, el desarrollo de las unidades de gestión clínica, que no la gestión clínica.

Recientemente hemos conocido el deseo del gobierno de Monago de desarrollar en el hospital de Mérida una unidad de gestión clínica, insistimos, no desarrollar la gestión clínica. El experimento lo pretenden hacer con el servicio de cardiología, incluida la hemodinámica.

La gestión clínica es la evolución de la gestión de la sanidad, dándole participación real en la gestión de la sanidad a los profesionales de las ciencias de la salud. No hay una única forma de hacer el desarrollo de la gestión clínica en los servicios sanitarios. Una de las que más se han utilizado en los últimos años ha sido el desarrollo de las denominadas unidades de gestión clínica, los resultados han sido malos y en el momento actual esta forma de gestión clínica está siendo abandonada en otras regiones y países.

Las unidades de gestión clínica consisten en asignar desde la dirección un presupuesto que gestionaría el servicio, en ese momento la dirección perdería el control de la gestión directa y el servicio asumiría los beneficios del ahorro que realizasen. Sin embargo, en el momento actual no hay mecanismos de control para asegurar que la gestión de ese presupuesto sea la adecuada. Y esto tiene repercusiones en los pacientes y en los profesionales que dependen de esa unidad de gestión clínica. En el caso de los pacientes, la administración debe asegurar a los mismos que la calidad de la atención que se le presta es al menos igual que en otros servicios clínicos que no funcionan bajo esas fórmulas. Y a los profesionales, se les ofrecerá participar en este proyecto, para a continuación cambiar sus condiciones y régimen laboral. A los profesionales pasan de ser estatutarios a laborales.

Podemos decir sin temor a equivocarnos que esta forma de gestión clínica es una privatización encubierta y poco a poco, servicio a servicio de la sanidad pública.

Pero para el servicio que se transforma en unidad de gestión clínica es también muy perjudicial. Es una “isla” dentro del hospital donde se encuentran, que el resto de servicios miran con recelo y genera una distorsión de funcionamiento muy importante dentro de los centros sanitarios donde se implantan. En Extremadura esto afectaría no solo a los servicios del hospital, sino también distorsionaría el funcionamiento de la atención primaria de salud, ya que somos gerencia única de área.

Todo esto produce un choque de intereses entre el deber deontológico de los sanitarios y los criterios empresariales que se instauran en esos servicios, que deterioran la atención sanitaria de la población.

Pero además la privatización puede ser mayor, ya que el gobierno de Monago, para asesorarse en este modelo de gestión clínica puede ser que necesite empresas privadas que supuestamente tienen el conocimiento y que sean contratadas.

Por todo esto, desde el PSOE de Extremadura, convencidos de lo bueno de la gestión clínica no apoyamos esta forma de gestión clínica.

Pero además, estaremos pendientes de todo el desarrollo, así de los cambios normativos que suponga esta experiencia frustrada ya en muchos servicios de salud. Estaremos pendientes para combatirlos desde la oposición.

Pero además, cuando desde el PSOE de Extremadura lleguemos al gobierno acabaremos con todas estas unidades de gestión clínica que se hayan puesto en marcha, desde el convencimiento de lo deletéreo para el servicio extremeño de salud.

Para comenzar a implantar la gestión clínica se debe llegar a un verdadero pacto profesional y sindical antes de acometer ninguna reforma, se debe asegurar que todas las experiencias de gestión clínica se realicen desde el ámbito estrictamente público, sin ningún cambio en el régimen laboral de los profesionales y que la gestión clínica se desarrolle de forma armónica en todo el servicio de salud, sin atomizar por servicios o unidades y desarrollando previamente desde la consejería con competencias en sanidad un modelo de evaluación que asegure la calidad de la atención sanitaria en todo momento a los pacientes.

Sorprende que el gobierno de Monago, el que acabó con los pactos de gestión con los profesionales, el que acabó con cualquier forma de dirección por objetivos con los servicios, unidades o centros sanitarios les vega ahora un arranque de implantar una forma de gestión clínica que ya está fracasada.

Por todo ello, es necesario decir NO a la nueva propuesta de Monago de poner en manos privadas la sanidad pública de Extremadura. Debemos luchar por una sanidad pública de calidad.

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